Vistas a la página totales

martes, 3 de abril de 2012


3 KILOS DE CENIZAS Y 21 GRAMOS DE ALMA


Capítulo 4

Al despertar hoy pude ver parte de mi estómago, aquella que voló por los aires ayer, a unos  2 metros, atravesada por una estrella de mar: una puñalada surrealista.  Posiblemente de este lado de la playa nos desmembremos para luego reconstruirnos. Me busco en la otra orilla, pero no me encuentro. Tanta claridad enceguece mis pensamientos, y decido limitarme a disfrutar de este nuevo día, sin que mi pasado se convierta en un obstáculo.

Los bañistas han llegado de nuevo. Junto a mí han decidido clavar una de sus coloridas sombrillas; en ese mismo instante, y para mi asombro, escucho un grito de desesperación: NOOOO!!!! Pero ya es tarde. Ahora pisotean su herida para darle más firmeza a la arena. Al parecer no me encuentro solo. Trato de entablar una conversación con palabras de aliento; pero no me responde. Después de unos segundos,  escucho un quejido agudo, más bien un llanto de mujer: Teresa había sido madre de 6 hijos y abuela de 7. Su lugar preferido, según me aclaró, es esta  playa  de  Morrocoy (Ahora tenía una idea del lugar donde me hallaba, aunque  de todas formas me sintiese perdido). Han puesto una silla verde reclinable delante de mí, borrándome la visión de mi otra playa, y al hacerlo, sus patas de aluminio  me han fracturado las piernas. No me ha dolido, pero lloro; lloro como Teresa. Una sorda realidad comienza a  apoderarse de este trágico paisaje, en el que nos van mutilando sin compasión. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario