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miércoles, 12 de diciembre de 2012


Gabo, El Astronauta: Querido Niño Jesús: Las oficinas postales están repletas de cartas solicitando esto o aquello. Menos mal que se inventaron a Santa, su equipo de duendes y a los Reyes Magos, porque la sobrepoblación y ese espejismo del materialismo te habrían cuadruplicado el trabajo….y está muy mal visto eso de la explotación del menor, a la que desde la antigüedad le dimos un carácter Divino. Menos mal que todavía existen aquellas tarjetas, pasadas de moda, con mensajes de Amor y Prosperidad, aunque eso de la Prosperidad venga acompañado de un billete de lotería. Querido Niño, Gabo te desea que sigas siendo niño para que no puedas entender lo que allá abajo está pasando, y con ello puedas seguir siendo el modelo de aquellos que no recibirán ningún juguete, pero en quienes su corazón infantil podremos depositar nuestra ilusa esperanza de un mundo mejor.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Gabo, el astronauta:
No se detienen: caminan, manejan sus carros, se divierten o trabajan iluminándose con sus propias pantallas…Todos artista, con sus egos aparentemente blindados ….todos seres, SERES HUMANOS: olvidadizos, distraídos y torpes, pero inteligentes; soberbios, bestias y egoístas, pero sensibles; miopes, sordos y mudos, pero iHumanos.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Gabo, El Astronauta: ¨Hoy, jueves  de Acción de Gracias, La Máquina está haciendo respaldo. Mañana mostrará todo su canibalismo en las calles. De lo aparentemente espiritual, al materialismo hiperbólico del animal económico que lucha por sobrevivir en una  carrera donde la meta es el individuo, nunca la sociedad. Un día de aparente calma en todo un año de grotescas injusticias. Gracias. Gracias por este único y maravilloso día, que a muchos les recuerda su humana condición, y a pocos las nostalgia del idealismo romántico.¨.

lunes, 7 de mayo de 2012


3 KILOS DE CENIZAS Y 21 GRAMOS DE ALMA

Capítulo 9

Hoy tiembla la tierra. Una pala gigante me levanta  en el aire y me lanza en un contenedor. He perdido de vista lo poco que quedaba de mí. Al cíclope tampoco lo he vuelto a ver. Una vibración constante me enloquece hasta que comenzamos a ponernos en movimiento….yo, y parte de la playa en la que apenas había logrado cierta estabilidad.  Un moreno fuerte de olor peculiar  maneja el vehículo en el que estoy, mientras canta  canciones populacheras de las emisoras a.m. con las que me solía levantar. Me busco en mi proyección y no me encuentro. Es como si replegaran la pantalla y ya no hubiese superficie en la que plasmarme. Rodamos kilómetros de canciones de abandono, tortura y amor, entre constantes saltos, acelerones y paradas. El conductor se detuvo por unas cervezas, dejándome bajo el implacable sol, con la desesperación de que pronto iniciase nuevamente su camino y algo de aire refrescara mi conciencia. Se detuvo unas dos veces más antes de finalmente presionar un botón que me expondría a uno de mis mayores temores: hallarme bajo tierra. Preso de locura y ansiedad, logré distinguir  dónde me encontraba: una explanada inmensa, llena de arena y camiones completaba mi nuevo paisaje. Nunca me habían gustado los cambios, y este me aterrorizaba. La duda y la incertidumbre me acechaban nuevamente, pero  esta vez mi destino no estaría en mis manos.

martes, 1 de mayo de 2012



3 KILOS DE CENIZAS Y 21 GRAMOS DE ALMA
 Capítulo 8
Veo pasar los barcos de los pescadores antes del amanecer. Extraño el placer que me daba la brisa; ahora sólo me da estrés y preocupaciones. Cuando sopla fuerte me parece que me despelleja;  sólo pensar en ello me aterroriza. La imaginación, que ahora no es más que producto de mis recuerdos, me traiciona y me confunde. Quisiera desecharla, pero parece imposible. Sin ella perdería mi conciencia, y gracias a ella  aún existo. Es  irónico, pues me parece recordar que antes la imaginación era un escape para  fingir que desconocíamos nuestro destino, y ahora que lo conozco,  la necesito para mantenerme atado a lo que creía mi esencia, y me niego a dejar.
Los cochinos bañistas han dejado restos de sus chucherías por todas partes, y han llegado las siempre hambrientas gaviotas a picotear aquí y allá dejando imperceptibles huequillos en la arena.  Con el ir y venir del mar, me siento como colador, o peor aún como red de tuberías por las que el agua  mágicamente desaparece para iniciar un nuevo ciclo, un recorrido repetitivo y sin sentido.
Al fin se van nuevamente y me quedo solo con el cíclope sin boca que interfiere en mis pensamientos  y la sombrilla inservible que sube y baja arrastrada por las olas. Veo al frente. El proyector muestra una imagen de mí que apenas reconozco o me he esforzado en olvidar: un rostro triste, quejumbroso, mira perdido el horizonte; su mano derecha recoge arena que cierra en un puño para observarla caer lentamente entre las comisuras de sus dedos; esta acción se repite una y otra vez, hasta que una lágrima se le escapa. Me detengo y  me esfumo. Y es el cíclope quien se apodera de mi imaginación para sacarse los zapatos y dar un paseo por la orilla. La imagen se torna borrosa, y la noche termina por empañarlo todo, mientras unos cuantos cangrejos  salen de sus agujeros para disfrutar de las estrellas.

viernes, 27 de abril de 2012



3 KILOS DE CENIZAS Y 21 GRAMOS DE ALMA
Capítulo 7
Somos sombrillas solitarias abandonadas a la orilla de una playa llena de sombras.

domingo, 15 de abril de 2012


3 KILOS DE CENIZAS Y 21 GRAMOS DE ALMA

Capítulo 6

Me aburro. Me observo en la playa de enfrente. Mi agilidad me sorprende. Trato de copiarme, pero mis piernas fracturadas no me responden. Hoy no ha venido nadie. La playa es un desierto. Me aburro. Probablemente es un día de semana. Sólo el viento, que multiplica su voz entre las palmas de los cocoteros, hace gala de su presencia funesta.  Parece un día de luto, de muerte. Una lluvia gris sopla la brisa; y sus gotas ahumadas me visten. Mi sed se acrecienta, y siento un peso mortal.

Descubro unos pies, una oreja, y un ojo. Una especie de cíclope me aplasta, aunque puedo asegurar que no pesa más de dos kilos. El viento suaviza esta sensación de asfixia inexplicable. El ojo me ve. Grito. Y el ojo se asombra. Los pies me patean hasta confundirse con los míos. Y ya no me reconozco.

Esta vez mi conciencia tiene dos voces. Una la recuerdo, la otra es nueva. Mi sed se ha duplicado. Y mis ojos pestañean a destiempo.  Discuto con mi otra voz  quien insiste en que le devuelva sus piernas, mientras le grito en su única oreja  que remueva sus grotescos pies.

Nos vemos en la playa de enfrente y su recuerdo me entristece.

lunes, 9 de abril de 2012


3 KILOS DE CENIZAS Y 21 GRAMOS DE ALMA

Capítulo 5

Teresa no recuerda a dónde fueron a parar  sus piernas, sus brazos, sus ojos…pero su conciencia –dice-  sigue intacta.¨ El castigo del cobarde´, afirmó, ¨este es el castigo del cobarde¨ y desde el día que pronunció aquella proverbial frase no he sabido más de ella y no he hecho más que pensar en su significado fatal.

martes, 3 de abril de 2012


3 KILOS DE CENIZAS Y 21 GRAMOS DE ALMA


Capítulo 4

Al despertar hoy pude ver parte de mi estómago, aquella que voló por los aires ayer, a unos  2 metros, atravesada por una estrella de mar: una puñalada surrealista.  Posiblemente de este lado de la playa nos desmembremos para luego reconstruirnos. Me busco en la otra orilla, pero no me encuentro. Tanta claridad enceguece mis pensamientos, y decido limitarme a disfrutar de este nuevo día, sin que mi pasado se convierta en un obstáculo.

Los bañistas han llegado de nuevo. Junto a mí han decidido clavar una de sus coloridas sombrillas; en ese mismo instante, y para mi asombro, escucho un grito de desesperación: NOOOO!!!! Pero ya es tarde. Ahora pisotean su herida para darle más firmeza a la arena. Al parecer no me encuentro solo. Trato de entablar una conversación con palabras de aliento; pero no me responde. Después de unos segundos,  escucho un quejido agudo, más bien un llanto de mujer: Teresa había sido madre de 6 hijos y abuela de 7. Su lugar preferido, según me aclaró, es esta  playa  de  Morrocoy (Ahora tenía una idea del lugar donde me hallaba, aunque  de todas formas me sintiese perdido). Han puesto una silla verde reclinable delante de mí, borrándome la visión de mi otra playa, y al hacerlo, sus patas de aluminio  me han fracturado las piernas. No me ha dolido, pero lloro; lloro como Teresa. Una sorda realidad comienza a  apoderarse de este trágico paisaje, en el que nos van mutilando sin compasión. 

domingo, 25 de marzo de 2012


3 KILOS DE CENIZAS Y 21 GRAMOS DE ALMA
Capitulo 3
La sombrilla solitaria se queja.  La han abandonado a la orilla de la playa. La apatía la despersonaliza, la humilla, le quita su esencia. Aquella última sombra que proyecta ya no será para nadie. La brisa fresca y presuntuosa  de la tarde la  ignora. Trato de consolarla, pero no me escucha. Es sólo una sombrilla…

lunes, 19 de marzo de 2012


3 KILOS DE CENIZAS Y 21 GRAMOS DE ALMA

Capítulo 2

Bullicio. Música. Risas. Parecía que despertaba nuevamente, pero aunque el lugar era el mismo, las circunstancias eran distintas.  Sonido. Alcanzaba a escuchar nuevamente los sonidos….o me los imaginaba. No lo sé. Una luz intensa, sí creo que fue esa luz, me despertó. Y nuevamente esa sed mortal, que no recuerdo cómo llegó a calmarse ayer.

Estoy en la misma playa. Parece que no me muevo. El escenario es el mismo. Y mis extremidades tienen un hermoso color sepia escarchado. Mi piel está reseca. Y esta sed me está matando. A mis espaldas se encuentra una señora regordeta, de unos 35 años con un niño chillón que no se cansa de hacer hoyos en la arena. Una sombrilla
de colores rojos, amarillos y azules se ha abierto violentamente hacia arriba, escondiendo todos sus colores, como asustada. Ahora lucía como espantapájaros. Estaba aterrorizada.  Realmente aterrorizada.

El niño comenzó a hacer un túnel, un túnel que se dirigía hacia mí. No me agradaban los niños, siempre me incomodaba la libertad con la que actuaban y la facilidad con la que decían las cosas sin importar qué y a quién. Así que normalmente les huía. Pero hoy no me puedo mover como quisiera. Mis movimientos son lentos, muy lentos y parecen no depender de mí. El túnel se acercaba, mientras yo observaba cómo aquellas pequeñas manos hacían puñitos de arena que  se desintegraban a los pies de su madre. Ella le gritaba, zarandeaba su mano amenazadoramente, para luego continuar ojeando una revista sobre postres de navidad. Gorda estúpida, pensaba yo. No ve que su pequeño monstruo está a punto de atacarme .¿Cómo?…¿Atacarme? Y un golpe en mi estómago me deja sin el aire que más nunca voy a consumir. El túnel invade mi espacio, Y ese niño chillón se ha llevado parte de mis tripas en su pequeño puño inocente. No, no sentí dolor. Me preocupaba más la integridad de mi cuerpo que lo que pudiese sentir. Pero esa sensación estática que me invadía, que impedía que hablase, que reclamase, que fuese a buscar lo que me pertenecía, y más aún impedía que le diera un tirón de pelo, sin que la madre viese, por supuesto, al cochino niño que había osado abrirme el estómago, esa impotencia que el rencor alimentaba, se fue aplacando al atardecer cuando las olas se alargaban más y más en un vaivén refrescante y seductor..

martes, 13 de marzo de 2012



3 KILOS DE CENIZAS Y 21 GRAMOS DE ALMA


Capítulo 1


Al despertar pude sentir una especie de hormigueo en mis manos. No entendía el por qué de esa sensación próxima al desmayo que invadía mi desarticulado cuerpo y mi mente. Después de un gran esfuerzo, logré abrir mis ojos…. Miré a mi alrededor y todo me parecía extraño. Traté de recordar cómo había llegado a aquel lugar, pero se me hacía sumamente difícil pensar. Sacudí mis brazos, para así poderlos sacar de aquel adormecimiento. Me froté fuertemente las manos para  mejorar su circulación, y al inclinar mi cabeza sobre ellas, las vi borrosas, llenas de sombras. Me pareció inclusive que se estaban reconstruyendo. Pensé que probablemente estaba anocheciendo, y asumí que esa era la razón de aquella falta de nitidez.

Después de un rato creí acostumbrar mi mirada a aquella oscuridad .Al frente, pude vislumbrar  un mar. Un mar oscuro cuyas olas no producían sonido. Pensé en mí. En mi respiración. Realmente no la escuchaba. No me escuchaba. Traté de dar unos pasos, y mis piernas apenas me obedecían. Sentí una asfixia inexplicable después de aquel esfuerzo. Una sed desesperante parecía gritar desde todo mi cuerpo. Mi cuerpo oscuro de arena parecía mezclarse en aquel  lóbrego paisaje. Y de pronto me vi. Si. Me vi al otro lado….en la playa de enfrente.  Y de pronto recordé.  Me recordé. Un destello de vida buscaba refugio en mi mente. Un último deseo. Mi disposición final… A la orilla de una playa cualquiera.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Mi segundo libro


Colgarla definitivamente…..dejar el negro que se impuso por necesidad o convicción - no sabemos - para vestir su alma - tarde, por primera vez- de pasión.

Preso en una enfermedad indetenible, provocada por el descuido de los infelices, que insisten en suicidarse en vida, Mario conocería el amor cuando ya sus muslos apenas se  sostenían en sus piernas, y sus  labios vírgenes se quemaban de soledad. Recostado, casi siempre desde su cama, veía con un brillo de lascivia en sus ojos las voluptuosidades multiformes que creaban juguetonas siluetas bajo los raídos y decolorados tejidos que apenas cubrían el cuerpo de Felicia. Había olvidado las leyes que  lo gobernaron por tantos años, debido a su enfermedad, frustraciones y desilusiones. La institución para la que había trabajado lo había traicionado, y al verse enfermo y sin objetivos, comenzó a enloquecer. Su locura no era más que la muestra de una realidad que había ocultado y que de tanto reprimirla ahora brotaba grotesca y violentamente en un mundo de hipócritas que una vez alimentaron el eco de su antigua y falsa imagen.  Mostrar lo que esperan ver de nosotros, vivir bajo el estereotipo sujetando el barrote de metal con rabia y resignados a no intentar fugarnos, es el destino de cada uno de nosotros. La llave que la coloquen lejos de la puerta, pues las pasiones se desatan.

Pasaron muchos días, y Mario disfrutaba  cada vez más de los calores que revivían su casi inútil cuerpo. Imaginaba escenas obscenas  que lo llenaban de placer, alegrándole exageradamente el día de una forma inentendible para los que le rodeaban. Los días en que Felicia no le correspondía pasar a limpiar su habitación, Mario arremetía contra sus compañeros agresivamente en un lenguaje muy poco común en él y extremadamente grosero.  En su aislamiento, Mario jamás había conocido tales sentimientos, Para todo hay una edad, y cuando esa edad se nos pasa, y ocurre algo a destiempo, el resultado es catastrófico. Mario dejó dormir sus pasiones sin saberlo, y cuando estas se despertaron, corrieron sonámbulas de luz y despavoridas de noche. Su cuerpo parecía haber estado sin alma por más de 50 años, y de repente sintió que dentro llevaba algo que no le cabía ni se ajustaba a su vieja armadura.

Se pudieron haber hecho algunos ajustes, pero ya era demasiado tarde.

lunes, 13 de febrero de 2012

Cristi

Eres el grano minúsculo de sal que le hacía falta al mar para que su agua estuviese salada.

martes, 24 de enero de 2012

La sombra de la violencia

A pesar de las diferentes revoluciones en las que el hombre ha participado, éste no ha podido cambiar su verdadera sustancia y dejar de mostrar su rostro real. Una revisión rápida por la literatura y la historia dan cuenta de ello:Desde las crónicas de la conquista y el jocoso y no menos violento realismo de la picaresca, pasando por el naturalismo de Pardo Bazán y el estruendismo de Camilo José Cela - sin descuidar la novela sicológica rusa- hasta las manifestaciones artísticas actuales de Haruki Murakami y Carlos Ruiz Zafón, se extiende el largo camino que muestra la composición de un ser que cree -asumiendo una posible y poco comprobada diferencia del mundo animal- que es superior y que puede manejar su destino. En el intermedio, como en los teatros, un respiro de buen humor, filosofía, y poca moral:Maldito Karma del alemán David Safier. Frente a la desesperanza, el buen humor, que no muestra nada mejor de nosotros mismos, pero que al menos,nos hace reír. Algo sumamente necesario para estos tiempos en los que la revoluciones sociales y políticas continúan amenazándonos, sin que, como ya predecimos, se logre cambio alguno.